viernes, 28 de febrero de 2014

Torta de Vélez

Para celebrar el día de hoy, que es el día de Andalucía y de todos los andaluces, nada mejor que una receta típica andaluza. De mi tierra, Málaga, y más concretamente de un pueblo de la Axarquía, Vélez Málaga.



Le tengo que agradecer encarecidamente a Ana del blog Me sabe a Málaga donde tiene muchísimas recetas tipicas malagueñas muy bien explicadas que se meten por los ojos  y del que me hice fan en el momento que hice esta torta y la probé. Os recomiendo que paséis a visitarla, no dejéis de hacerlo.

La receta original lleva almendras enteras, pero como yo no tenía, le puse laminadas. La próxima que haga será con almendras enteras, porque ahí es donde está la gracia de la torta.

Es una torta muy tierna, se podría decir que es casi un bizcocho, con un delicado sabor a anís y el toque perfecto del aceite de oliva de la Axarquía. Para mí, una de las mejores tortas que he probado, y creedme, son muchas.

Ana nos explica que cuanta más harina lleve nuestra torta, más dura nos quedará, y si lleva algo menos nos quedará más esponjosa. Yo he pesado la que he usado y me ha quedado muy bien.

Vamos con la receta.

Necesitamos:

Como medida tomaremos un vaso de los de agua, de 250cc.

1 vaso de aceite de oliva virgen extra, mejor si es de la Axarquía
1 vaso de leche
1 vaso de azúcar
250 gr. de harina fina de repostería
1 cucharada de anís en grano
1 sobre de levadura química
Almendras peladas crudas y azúcar para decorar

Y así la preparamos…

Precalentamos el horno a 200º


En un bol, ponemos el aceite, el azúcar, la leche y el anís y mezclamos bien con unas varillas. Añadimos la levadura y batimos hasta que esté integrada.


Vamos incorporando la harina poco a poco y mezclamos bien hasta obtener una masa suave.
Vertemos la mezcla en una bandeja de horno forrada con lámina de teflón o papel de hornear.
Introducimos en el horno, y cuando empiece a subir -unos 12 ó 15min- sacamos del horno, espolvoreamos con azúcar y ponemos las almendras.



Volvemos a meter al horno y esperamos a que esté bien doradita -unos 15 minutos más- todo dependerá de nuestro horno.
Si queremos, podemos comprobar con un palito de brocheta si está lista, aunque no es necesario; porque al ser finita, seguro que ya estará hecha.

viernes, 21 de febrero de 2014

Empanadillas de champiñones

Para aprovechar un poco de salteado de champiñones que me quedó hace unos días, se me ocurrió usarlo para rellenar unas empanadillas. Para que tuvieran un poco más de "gracia", les puse cebolla caramelizada y unas tiras de pimientos del piquillo.
El resultado fue perfecto! Esa mezcla de sabores con el punto dulce de la cebolla y el toque del pimiento del piquillo.
Definitivamente, para repetirlas.



Necesitamos:

Obleas de empanadillas
Champiñones salteados
Cebolla caramelizada
Pimientos del piquillo
Huevo batido para pintar

Y así las preparamos…


Primero ponemos los champiñones, un par de tiras de pimiento, y por último un poco de cebolla caramelizada.


Cerramos las empanadillas con un tenedor, las pasamos a la bandeja del horno, las pintamos con huevo batido y horneamos a 200º con el horno ya caliente hasta que estén bien doraditas.

Es una receta muy fácil y se sale de los típicos rellenos de carne o de atún.
Un relleno distinto, para un resultado de 10!!



Nota:
Si no tenemos los champiñones ya salteados, los podemos hacer en un momento. Sólo basta con ponerlos en una sartén con un poco de aceite de oliva y sal, ajo bien picadito, un chorrito de vino blanco y perejil picado muy fino.



sábado, 8 de febrero de 2014

Bacalao al pil pil

Hoy me apetece contaros  la historia de una vajilla.
No es una vajilla cualquiera, es la vajilla de Martín Berasategui.
Cierto día, después de haber tenido un problemilla administrativo con una empresa que no vale la pena mencionar, y también después de que mi marido tuviera largas conversaciones teléfonicas con la no mencionada empresa, le comunicaron que para subsanar los errores nos enviarían a casa sin coste alguno una vajilla. La vajilla de Martín Berasategui.
Cuando mi marido me lo dijo, se me iluminaron los ojos y se me puso una sonrisa enorme en la cara. " Que bien!, la vajilla de Martín Berasategui! Y es para mí…! Anda que no voy a presumir yo ni ná con mi vajilla…!"
Cada día miraba el correo con emoción y ganas de que estuviese el aviso de recogida para tirar pitando para Correos y recoger mi vajilla nueva…
Pues ese día llegó, abrí el buzón y allí estaba. Rápidamente cogí mi aviso, cerré el buzón y me metí el en coche camino de la oficina de Correos. Eso sí, pitando no fui, para no llamar mucho la atención.
Después de la cola interminable llegó mi turno, entrego mi aviso junto con mi dni y me dan una caja no muy grande pero de un peso considerable.
Estaba deseando llegar a mi casa para abrir el paquete que traía la vajilla.
"Como será…? Seguro que tiene un diseño chulísimo y original" Pensaba yo mientras subía. 
Ya en casa, despejé la mesa para poder abrir, mirar y admirar la que ya era mi vajilla.
Abro la caja con gran entusiasmo y… que me encuentro?? Un montón de platos blancos, sí, platos blancos de loza normales y corrientes. De esos que puedes encontrar en cualquier sitio sin rebuscar ni nada. Eso sí, muy finos y bonitos y con la firma de Martin Berasategui impresa en el culo de cada plato. 
Así que si quiero presumir de vajilla, siempre puedo servir la comida con el plato bocabajo ; )
Menudo chasco me llevé… Pero ahora lo recuerdo con una sonrisa… Y hoy os voy a enseñar mi vajilla a todos vosotros. A que es muy bonita y original ?? : D



Y ahora vamos con la receta. 

Este bacalao lo hago mucho en casa, sobre todo cuando hay en el mercado bacalao fresco de buen tamaño.
Se puede preparar también con bacalao congelado del que viene con el punto de sal y con bacalao desalado. Si utilizamos alguno de estos dos, debemos tener cuidado con la sal, para no pasarnos.
Con pocos ingredientes y sencillos, tendremos un plato de 10.

Necesitamos -para 4 personas-:

4 trozos de lomo de bacalao
3 dientes de ajo
1 guindilla
Aceite de oliva virgen extra
Sal

Y así lo preparamos…


Ponemos el aceite en la sartén, debemos tener en cuenta que el aceite debe cubrir la mitad del grosor del bacalao, por eso no pongo la cantidad. Dependerá del grosor del bacalao y del tamaño de la sartén.
Con el aceite frío, ponemos los ajos laminados y unas rodajas de guindilla y los freímos a fuego moderado para que se infusione el aceite.
Una vez dorados, retiramos y reservamos.
Colocamos los lomos de bacalao con la piel hacia arriba y cocinamos a fuego lento durante unos 5 minutos. El aceite debe hervir muy suavemente. Pasado este tiempo, damos la vuelta con cuidado y cocinamos otros 5 minutos más. Para comprobar si está listo, con un tenedor abrimos un poco el lomo del bacalao y vemos que está del todo blanco.



Con mucho cuidado, sacamos los lomos y reservamos tapados para que no se enfríen.
Como podemos ver en la segunda foto, el bacalao ha soltado la gelatina. Ahora tenemos que emulsionar la salsa. Para ello cogemos una espumadera de rejilla o un colador y con el fuego apagado, vamos haciendo movimientos circulares pequeños empezando por un lado de la sartén y aumentándolos hasta que los movimientos sean del tamaño de la sartén. A más movimientos, más espesa nos quedará la salsa. 
Cuando esté emulsionada a nuestro gusto, encendemos el fuego a la mitad y la calentamos sin dejar de remover.



Emplatamos cada trozo de lomo en un plato, le ponemos la salsa y decoramos con los ajos y la guindilla que teníamos reservados.

Ya está listo este plato de lujo y ahora que el bacalao tiene buen precio, es apto para casi todos los bolsillos.





sábado, 1 de febrero de 2014

Cebolla caramelizada

Ganas tenía yo de hacer esta receta. A veces la he comprado por comodidad, pero de ahora en adelante la haré siempre en casa.



Es muy fácil de hacer y de haber sabido el resultado, hubiera hecho más cantidad.

Vamos con la receta!!

Necesitamos:

1 cebolla grande
Un chorreón de aceite de oliva virgen extra -unas 2 ó 3 cucharadas-
3 cucharadas de azúcar moreno
1 chorrito de vinagre de módena

Y así la preparamos…




Cortamos la cebolla en juliana y pochamos tapada en una sartén con el aceite a fuego lento hasta que esté tierna y transparente removiendo de vez en cuando.
Añadimos el azúcar, removemos y dejamos cocinar tapada y a fuego lento durante unos cinco minutos. Removemos de vez en cuando. El azúcar deberá estar derretida.
Ahora le incorporamos el vinagre y lo dejamos a fuego medio hasta que el vinagre se haya evaporado por completo.

Ya está lista!!

A que es muy fácil??

Notas:
-El hecho de usar tanto el azúcar moreno como el vinagre balsámico, es para darle un color más oscuro a la cebolla. Se puede sustituir por azúcar blanco y por vinagre de vino blanco imagino que también variará un poco el sabor.
-Con las cantidades que he hecho, me han salido unos 125 gr., pero si hacemos más, la podemos envasar al vacío en botes de cristal y nos durará mucho tiempo.