domingo, 31 de marzo de 2013

Trufas de chocolate y sobaos

Para despedir la Semana Santa, que mejor que unas trufas de chocolate.
Estas llevan también sobaos, pero también podemos aprovechar magdalenas o bizcochos que se nos queden duros, aunque esto en mi casa no suele ocurrir. Tengo máquinas de devorar dulces....!
Esta receta se la pasó a mi hermana nuestra amiga Paqui, a la que se lo agradezco muchísimo ya que desde que las probé, no hago otras.
Su textura es más suave y esponjosa que otras trufas y aguantan un montón de días en la nevera. 
También se pueden congelar y sacar del congelador un par de horas antes de consumirlas.
Son muy fáciles de hacer y no llevan alcohol, aunque si os gustan con toque de licor, también se le puede poner.



Vamos con la receta.

Para unas 50  ó 60 unidades (depende del tamaño)
Necesitamos:

1/2 litro de nata para montar
18 sobaos o unos 350 gr. de cualquier otro bizcocho
300 gr. de chocolate fondant
200 gr. de fideos de chocolate



Y así las preparamos...

Desmigamos los sobaos o el bizcocho hasta que queden miguitas finas.
Este paso también lo podemos hacer con un robot de cocina, thermomix, picadora....
En un cazo ponemos a calentar a fuego lento la nata junto con el chocolate hecho trocitos sin dejar de remover hasta obtener una crema fina.
Retiramos del fuego y le añadimos los sobaos o bizcocho y removemos con una cuchara hasta que esté todo perfectamente integrado. Si les queremos poner licor, este es el momento.
Vertemos en una fuente, dejamos enfriar y metemos en el frigorífico durante unas 3 ó 4 horas.
Una vez pasado este tiempo formamos las bolitas, para hacerlas con las manos y que no se nos quede pegada la masa, podemos usar unos guantes de vinilo.
Una vez hechas, las rebozamos con los fideos de chocolate y las metemos en el frigorífico hasta la hora de consumirlas.


Espero que os gusten...!!!



lunes, 25 de marzo de 2013

Marta

La entrada de hoy es muy especial para mí.
Hoy es el cumpleaños de mi hija Marta y quiero compartirlo con vosotr@s.



En la vida me han pasado muchas cosas buenas, pero sin duda, la mejor de todas fue ser madre de un niña como tú.

Jamás se me olvidará el día en que naciste y al sentirte entre mis brazos supe que mi vida sería mucho mejor.

Tenías unos grandes ojos negros que derrochaban alegría y felicidad y tu piel desprendía ese olor tan especial.... olías a vida!



Eres la mejor hija que se podía soñar con tener... Eres bonita, cariñosa, inteligente, divertida, tierna, dulce....

Nadie puede igualar el regalo que tal día como hoy hace nueve años recibí,  pero yo a cambio, intentaré no defraudarte todos los días de mi vida.



Como mamá siempre te dice:
Mi niña es un bombón y te quiero mogollón..!



Feliz cumpleaños Marta!


sábado, 23 de marzo de 2013

Brownie de almendras con chocolate a la canela

Tenia pendiente hacer este brownie desde que me hice con la receta. Venía impresa en el interior de una tableta de chocolate fondant. La recorté  y la guardé.


Como ultimamente estamos teniendo en Málaga muchos días lluviosos que invitan a quedarte en casa, ayer por la tarde me puse a rebuscar entre las recetas y a mirar en la despensa a ver que podía preparar sin tener que ir al super.



Necesitamos:

Para el brownie:

125 gr. de chocolate fondant
125 gr. de mantequilla
130 gr. de azucar
2 huevos
50 gr. de harina
75 gr. de almendras picadas
1 cucharadita de canela molida
1 cucharadita de azúcar vainillado

Para la salsa:

150 gr. de chocolate fondant
1 cucharadita de canela en polvo
1/2 vaso de agua



Y así lo preparamos....

Precalentamos el horno a 150º y engrasamos un molde (en mi caso uno cuadrado de 20 x 20).
Fundimos el chocolate al baño maría y derretimos en él la mantequilla. Mezclamos hasta que nos quede una crema fina. Reservamos.
Con unas varillas, batimos los huevos con el azúcar hasta que la mezcla quede blanquecina y vertemos el chocolate reservado sin dejar de remover.
Añadimos la harina tamizada, las almendras, la canela y el azúcar vainillado y mezclamos muy bien hasta que todo esté bien integrado.
Ponemos en el molde y metemos en el horno durante 20 - 30 minutos.
El tiempo dependerá del tipo de molde y de cada horno.
Para saber si está hecho, como siempre, pinchamos con un palito y cuando salga limpio estará listo.
Mientras tanto vamos preparando la salsa.
En un cazo ponemos el agua a calentar, añadimos el chocolate y la canela y mezclamos hasta que quede una salsa fina y uniforme, que pondremos por encima del brownie a la hora de servir.



Espero que os haya gustado tanto como a mi control de calidad...


sábado, 16 de marzo de 2013

Pollo a la cerveza con cebolla caramelizada de la abuela Mari

Hoy estoy especialmente contenta, y no es que me haya tocado el cupón, que ya me gustaría, pero lo acabo de mirar y no ha habido suerte.
Es porque mi hermana María por fin se ha decidido a colaborar en el blog.
cuando le comenté la idea de empezar con el blog le gustó mucho, de hecho, me dijo que ella se encargaría de las fotos ya que es a lo que se dedica.
Por suerte para ella y por desgracia para mí, no puede ser así, ya que normalmente tiene mucho trabajo y no tiene tiempo para el blog. : (
Así que cuando he hablado con ella justo esta tarde y me ha dicho que tenía una receta para el blog con fotos y tó (aunque sólo sean tres), se me han puesto hasta los vellos de punta, vamos, que casi se me saltan las lágrimas de la emoción.
La única pega, claro, porque evidentemente todo no iba a ser perfectísimo, es que la receta la tengo que redactar yo, según ella, porque estoy más acostumbrada a hacerlo.
Ya te pillaré el domingo hermanita.....
Esta receta es de la que fue su suegra, la abuela Mari, gran mujer, mejor persona y muy buena cocinera.  La abuela Mari fue una de esas personas a las que tienes que querer si o sí..... No he conocido ama de casa más apretá que ella, en todo lo que hacía tenía que rozar la perfección, cuidaba en todos los sentidos hasta el más mínimo detalle; sino, no estaba bien hecho.
En fin, que todos la quisimos mucho, y ésta receta es un pequeño homenaje hacia ella.

Para ti con todo nuestro cariño, abuela Mari



Necesitamos:

4 muslos de pollo sin piel
1 cebolla grande
1 pastilla de caldo de pollo
1 botellin de cerveza
150 - 200 ml de aceite de oliva suave



Y así lo preparamos....

Necesitamos una cazuela grande y antiadherente donde nos quepan los trozos de pollo sin montarse unos con otros.
Separamos el jamoncito del contramuslo.
Cortamos la cebolla en juliana fina o en trocitos pequeños.
Ponemos el aceite en la cazuela, calentamos sin que esté humeante y doramos bien los muslos.
Bajamos un poco el fuego y añadimos en este orden:
La pastilla de caldo
La cebolla
Y por último, regamos con la cerveza.
Dejamos cocer sin tapar hasta que se evapore la cerveza.
Bajamos el fuego, tapamos y dejamos que se termine de cocer el pollo a fuego lento hasta que quede bien tierno y la cebolla vaya tomando un color oscuro.
Ojo, la cebolla debe estar cocida, no quemada. Si la dejamos que se cocine a fuego suave, su sabor será dulce y agradable; en cambio si le subimos el fuego para terminar pronto y se nos quema la cebolla, estropearemos el pollo porque su sabor se volverá amargo.
Al cocinar el pollo sin piel, debemos moverlo lo mínimo. Mi consejo es que movamos la cazuela con movimientos circulares, y sólo dar la vuelta al pollo si vemos que éste se nos puede quemar.


En este caso, ella lo ha acompañado de unos champiñones al ajillo y arroz blanco, pero si queréis podéis ponerle unas patatas a lo pobre que le van genial.

Esta receta hay que hacerla sin prisas y con mucho mimo, como se cocinaba antiguamente. Si la preparamos así, creedme, el resultado será espectacular a pesar de la sencillez de sus ingredientes.

Espero que os haya gustado...

Besos...



lunes, 11 de marzo de 2013

Palmeritas

Después de un pequeño paréntesis causado por ese temible virus llamado gripe que se ha afincado  en mi casa, ya estoy de vuelta. Yo he sido la última en caer, tan sólo el pequeño Álvaro es el que se ha librado de momento.

Además de gripes varias, también hemos tenido en la familia el bautizo del pequeño Adrián, mi sobrino y del que he tenido el honor de ser la madrina.
A ver si busco un ratito y os enseño la tarta y las galletas que preparé para la ocasión...

Ya me gustaría que fuese una entrada más espectacular, pero he optado por ésta que es muy facilita, pero a la vez resultona.
A quién no le gustan las palmeritas...?


Van bien casi a cualquier hora, y se preparan en un pis pas.
Es algo muy simple, pero si las llevas a algún sitio diciendo que las has hecho tú, quedas la mar de bien, doy fé....
Las puedes dejar tal cual salen del horno, o bien cubrirlas con chocolate, glaseado de yema o un clásico glaseado de claras con azúcar... De cualquier forma, quedan deliciosas.
Hay muchos pastelillos de hojaldre, que cuando los vemos en las confiterías nos parece algo impresionante, y es que, si algo tiene el hojaldre, es precisamente eso, que es muy vistoso y llamativo. Pero si te pones a experimentar, te das cuenta que es muy fácil.
A ver si me animo y os voy mostrando todos los que sé hacer.
Bueno, corta el rollo Eva....
He preparado un paso a paso para poder explicarlo bien. De sobra sabemos que una imagen vale más que mil palabras....

Para unas 20 palmeritas necesitamos:

1 lámina de hojaldre (yo uso fresca de Lidl que va muy bien)
Azúcar

Y así las preparamos...

Espolvoreamos bien con azúcar la superficie donde vamos a trabajar el hojaldre.


Extendemos bien sobre el azúcar la lámina de hojaldre  y le damos golpecitos con la palma de la mano para que se le pegue bien el azúcar.
Espolvoreamos más azúcar en el hojaldre, hay que tener en cuenta, que tenemos que ponerle bastante azúcar, para que no nos queden insípidas y se doren bien.


Hacemos un doblez de un extremo hacia el centro.


Y del otro extremo, también hacia el centro.



Volvemos a doblar los extremos de nuevo



Debe quedar lo más centrado posible para que nos salgan las palmeritas más o menos simétricas.


Ahora doblamos por la mitad de manera que nos quede una tira.


Si nos fijamos, aquí podemos ver la forma de la palmerita.


Con un cuchillo bien afilado, hacemos cortes de algo más de medio cm. Deben ser cortes rápidos y precisos.


Las colocamos sobre un papel de hornear o como yo, en una estupenda lámina de teflón dejándoles espacio suficiente a ambos lados para que no se peguen al abrirse.

Las metemos en el horno precalentado previamente a 220º y en unos minutos empezarán a abrirse.
Cuando estén doraditas las sacamos del horno y las dejamos enfriar sobre una rejilla.

Este es el aspecto que tienen por la cara B. Si las dejas que se doren demasiado, el resultado será que quedarán demasiado duras. Si, al contrario, las sacas cuando estén muy blancas, se quedarán crudas y no estarán agradables a la hora de comerlas.


Personalmente, prefiero sacarlas antes de que se quemen, ya que si no están bien hechas, lo puedes comprobar en unos minutos y es algo que se arregla con unos minutos más de horno. Por el contrario, si se queman, el resultado será comerlas a disgusto o directamente tirarlas a la basura.


Espero que os gusten....